miércoles, febrero 09, 2005

Septimāna: Mercŭri (dies)

Todos buscamos un día en el que permutemos nuestros sueños por realidades o al menos que nuestros polimorfos escenarios se tornen en una amorfa fantasía. ¿Pedimos milagritos, no? Siempre –al menos el mexicano promedio– las personas andan en busca del milagro. Muchos viven pasando los días sin percatarse de que hay un día de lucro y mercado libre. Dicen los rumores populares –vox populi, vox dei– que en los días en que se puede negociar cualquier mercancía y sin salir decepcionado es el miércoles.

Cita primera:

Mercurio, hijo de Júpiter y Maya, funge dentro de la mitología romana como el dios capaz de regir todos los sucesos y derivados relacionados con el comercio. Es, por decirlo vulgar y muy estúpidamente, el padre del capitalismo, del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del mero-mero Adam Smith.

La cita segunda:

«No tengo ninguna idea de los negocios. Nada percibo de ellos. El comercio, aún el más lícito, me da vergüenza. Sé que esto es una tontería, una verdadera tontería, pero es la verdad: me da vergüenza. Antes yo compraba algunas cosas. Siempre resultaban mal. “Te robaron” –me decía mi mujer–. Ahora prefiero no comprar nada. Cuando vamos juntos a la tienda o al mercado, yo siempre me quedo fuera. Lo lamento; no puedo soportarlo. Sufro por el que vende y por el que compra. Me parece que aquél hace un esfuerzo para ponderar su mercancía; que tiene que vencer su modestia y su buen gusto por la necesidad de ganar algo más; y que el comprador tiene también que realizar un esfuerzo por ocultar su pobreza; toma entonces una anticipada postura altanera, para que el regateo parezca malicia y no miseria.» Josefina Vicens, El libro vacío, p. 54.

Y, otra cita, la última:

El Chino: Y, lo hizo por un bicoca, por unos pinches pesitos, caón. ¡No puedo creerlo! La neta.

El Pkita: Recuerda, Chino, recuerda. En este puto planeta, todos, óyelo bien y que te quede bien clarito y para que te des un quemón y después no te diga teloadvertí, todos ¡todos! tenemos un precio… ¿Cuál es el tuyo? Ponle ceros a la derecha a tu vida.

No hay comentarios.: