lunes, marzo 28, 2005

Atesorar

Primer acto: Él le da una carta. Ella la guarda en una cajita. Atesora.

Segundo acto: Ella le da un suéter bordado con las iniciales de ella. Él lo guarda en su cajón. Atesora.

Tercer acto: Él continúa dando y recibiendo; Ella, también. Atesoran.

Cuarto acto: El tesoro ya no cabe en un simple baúl ni en una triste cajita. La habitación –tanto de Él como de Ella– está colmada de tesoros.

Quinto acto: La ruptura amorosa.

Sexto acto: Ninguno pudo tirar el tesoro. Cada quien lo esconde y guarda en el clóset.

Séptimo –último– acto: Él continúa con su vida; Ella, también… Pero, siguen atrapados –encapsulados– en el clóset.

A manera de sermón: No atesorar. Despojarse del tesoro para crecer. El pasado es sólo una lección de vida. Vivir con lo necesario. Aprender y saber que lo que más amas un día ya no va a estar, lo puedes perder o necesitarás dejarlo ir.

jueves, marzo 24, 2005

Un detalle ordinario

(Foto de Eduardo "Edo" G. Tamayo)


Desprevenido. No me canso de repetirlo –una y otra vez–: los días son como las piñatas, necesitan de unos buenos palos para que de éstos salgan las sorpresas. Siempre existe –aunque no seamos tan atentos para descubrirlo– un detalle ordinario que termina –insoslayablemente– por conmovernos o maravillarnos.