(Foto de Eduardo "Edo" G. Tamayo)
Todo está bien cuando eres un niño. Los peligros son pocos, aunque éstos parezcan enormes. No hay quejas ni reclamos. La diversión es sana. La imaginación es abundante (hay dragones, investigadores, detectives, caballeros, princesas, fantasmas, magos, doctores, casitas de té, guerritas, videojuegos... La lista continúa «al infinito y más allá»). Pero, lo único que no te imaginas es...
- que la vida no es justa,
- que el trabajo no es un juego, sino una responsabilidad,
- que el dinero no lo es todo, pero ayuda muchísimo,
- que siempre hay un primer beso,
- que te enamorarás perdida, apasionada y locamente,
- que algún día te romperán el corazón,
- que tú le romperás el corazón,
- que el cuerpo tiene sus límites,
- que morirás,
- que la lista de preocupaciones es ad infinītum...
3 comentarios:
Si, si, en buen momento me entero.
Uffff... hermoso y devastador.
Supongo que nunca tenemos tanto control como quisiéramos.
Gracias, Galgata. Así es el control es aparente.
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